En este diálogo platónico se formula la pregunta por el lugar en el que reside la felicidad. Lo leí hace tiempo en la facultad y me da pereza wikipediarlo, prefiero apelar a mi memoria. Filebo defiende la tesis de que la felicidad está en el placer mientras que Sócrates considera que es en el conocimiento donde ella se encuentra. Disertan sobre la insasciable naturaleza el deseo que Platón ejemplifica con la figura de la tinaja perforada: jamás se llenará por más agua que se vierta en ella. El deseo funciona igual. El objeto del deseo es un mero pretexto que desencadena la maquinaria autónoma en las "máquinas deseantes" de las que siglos después hablará Deleuze.